miércoles, 15 de junio de 2011

Lautaro Sanchez

Hacer teatro para niños nos permite volver a ser uno de ellos. Volver a creer nuevamente en ese mundo de fantasías que quedó guardado en los recuerdos. Volver a jugar, soñar, ilusionarse, maravillarse con la imaginación de los chicos. Uno se permite revivir a flor de piel ese niño que llevamos dentro, que quedó oculto por las obligaciones de la vida cotidiana, para entregárselo a todos los pequeños espectadores que todavía creen y se fascinan por este mundo de fantasías.


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